Profile

User's avatar
npub13rdy...p4yl
npub13rdy...p4yl
Artistas denunciando el nuevo acuerdo de Spotify. Que básicamente les da permiso para usar tu música sin darte crédito ni pagarte por ella para lo que quieran dentro de su plataforma. Crees que he exagerado y simplificado. No. Es exactamente lo que Spotify está obligando a firmar a todo el que tenga su contenido a la plataforma. Les tienes que dar permiso para que puedan hacer cosas como: - Modificar tu música con IA y usarla sin darte notificación ni crédito. - Usar tu música para vender otros productos sin darte notificación ni crédito. - Incluirla en playlists sin darte notificación ni crédito. Y todavía habrá gente que defienda que Spotify es una opción legítima porque hay artistas que les compensa la difusión. Yo no puedo quitar mis podcast ya publicados en colaboración, porque no es una decisión exclusivamente mía. Pero tengo claro que, de aquí en adelante, no voy a volver a participar en ningún proyecto que se suba a Spotify.
Intentando entender cómo la música hecha con IA ha arruinado los ingresos de musicxs profesionales que vivían del streaming. Si tenéis el más mínimo apego por los artistxs que escucháis, o simplemente respeto por los mínimos más básicos de dignidad profesional, abandonad Spotify. Spotify es hoy una tumba de musicxs.
Muy emocionado por la secuela que van a estrenar de This is Spinal Tap. Pero es que en The Guardian han tenido la Impagable Idea de hacerles un reportaje como si fueran una banda de verdad. Todo el espíritu satírico de la peli, en formato periodístico:
Esperando mi turno en el centro de salud frente a este cartel. Los médicos sí que saben cómo meternos miedo, advirtiendo directamente de la posibilidad de que TU MISMO estés al otro lado de la puerta. Hace falta muy poca cultura en multiverso, túneles de gusano y viajes en el tiempo y psicosis para que ya se te pongan los pelos como escarpias. Ni loco la abro. image
Bueno pues ya tengo las notas de la opo. Me apetece compartirlo con vosotrs, porque muchs habéis sido un apoyo (más de lo que imagináis) en este proceso, simplemente, estando al otro lado, y a veces alentando de forma activa. Aprobé la primera parte (el examen) y la segunda (la programación) la suspendí con un 4,75. Así pues, me quedo a 0,25 de obtener una plaza, ya que en esta convocatoria quien aprobaba conseguía una plaza sin concurso de méritos (quedarán bastante desiertas). La verdad es que estoy contento. He dedicado 8 meses a estudiar y hacer la programación y no he trabajado nunca en Secundaria en España. Sacar una plaza hubiera sido la hostia, pero también una anomalía respecto a como la mayoría de profes la logran. ¿En solo 8 meses? ¿Con 5 raspados? ¿Sin trabajar antes? Lo bueno es que, con estas notas, más otros méritos, tengo suficientes puntos para pillar vacantes o sustituciones de profe desde principios de curso, con lo que habré cumplido mi objetivo N1: Incorporarme a un trabajo de enseñanza presencial en la Secundaria. Así que el próximo septiembre comienzo mi nueva vida laboral. Hurra. Objetivo conseguido. Además, a esta alegría y aceptación, se suma que en estas mismas oposiciones, Raquel, mi pareja, sí ha conseguido una plaza. Y con una notaza. Y en esto hemos hecho equipo desde el principio. El mérito es solo suyo, pero la alegría es 100% compartida. Ahora tengo muchas ganas en dejar de pensar en las opos y poner mi cabeza en todas esas cosas de mi vida que me gustan mucho y que este proceso kafkiano fue eclipsando. Gracias por estar ahí y aúpa ese apoyo colectivo en nuestras luchas por lograr empleos dignos (de lo que sea).
Cuando decidí presentarme a las opos de profe de lengua y literatura, decidí que solo lo haría disfrutando. Y lo he disfrutado. Hasta hice un podcast para motivarme a profundizar en el temario de literatura. Pero a 3 días de presentarme a la última prueba, puedo decir que hace dos meses que ese disfrute se ha esfumado para dejar paso a la simple y llana alienación. Cuanto más te implicas en la prueba, más vas asimilando la importancia de hacer exactamente lo que te dicen como te lo dicen. La oposición te exige mucho tiempo, dinero y esfuerzo intelectual, pero también te exige mucha sumisión. Pura obediencia y anulación de tu singularidad. Debes demostrarle al sistema que estás dispuesto a cumplir con lo que el sistema te dicta, no importa lo alienante o ilógico que sea. Yo he retrasado lo que he podido esa alienación, pero tarde o temprano, te atrapa. Te convierte en un gusano dispuesto a obedecer sin réplica, de la forma más puntillosa, detallada y acrítica posible, a todo lo que te ordenan que hagas para conseguir tu plaza. A mí nunca se me ha dado bien obedecer, la verdad. Quizás es por mi narcisismo, pero si es así, es lo único de mi narcisismo que me parece salvable. . De lo que tengo ganas es de llegar al tribunal y soltar un speech de pura y dura auto-reafirmación contra este proceso inhumano. Pero qué victoria tan efímera sería esa, verdad... No, lo que haré será cumplir como un borrego con gafas las órdenes más complejas que el sistema me ha dado nunca, para ganarme un puesto vitalicio en el sistema. Y si lo consigo me sentiré muy orgulloso. Beee.
Hoy voy a usar mi primera clase de mi asignatura de novela en el máster para hablar de creación literaria e IA. Un mayoría del alumnado no necesita escuchar mi crítica a su uso. Comparte conmigo una filosofía hacia la literatura muy antigua y bella, casi como una espiritualidad laica, que nos mantiene a salvo lo cantos de sirena de cada época. (Así es: somos una secta indestructible y milenaria, tan inmanente al ser humano como cantar y bailar, y sobrevivimos a todas las épocas porque nuestra mierda se ejecuta en cada generación directamente desde el código genético :blobwizard: ). Pero bueno, también hay alumnos con otro enfoque para su escritura, digamos más acorde a cómo funciona el mundo en el siglo XXI. Son los que buscan aumentar la productividad reduciendo al mínimo los costes, con el incremento de los beneficios (tanto sociales como económicos) como meta. Y claro, para ellos lo de escribir con IA viene a ser como lo de coser con telares mecánicos. Para este segundo perfil he preparado dos sesiones de Chat GPT en las que le he ido pidiendo a la IA instrucciones que ponen en evidencia el estrechísimo margen de variabilidad de los resultados literarios que es capaz de generar. Mi objetivo es que entiendan que aprender a escribir literatura con IA tiene tantas previsiones de darles beneficios económicos o capital social como aprender a ser dj en 2025, ese oficio que ha sido sustituido en un 99,9% por algoritmos de recomendación y playlist de streaming. Sé que a algunos no les puedo sacar el capitalismo de dentro. Pero sí les puedo mostrar con ejemplos objetivos la falta total de valor de mercado que tendrá “su” literatura hecha con IA. Nadie te va a dar capital social o económico por copipegar resultados que te da una IA comercial de propósitos generalistas de 20 euros al mes, por muy virtuoso que te pongas diseñando tus prompts y maquillándolo con un poco de humanización.
Me estoy leyendo una antología de Snoopy y Carlitos, esa tira cómica que en su momento álgido leían 300 millones de compradores de periódico cada día. Es interesante volver hoy a ella porque es puro espíritu de época de ese EEUU que los MAGA reivindican ahora: los felices 50. Interesante, digo, porque detrás de la comicidad sencilla, Carlitos es un personaje infeliz, que representa bien la tristeza de alguien que no se siente como debería. Porque "los felices 50" ya eran un mito en los 50. Una construcción cultural. En US en los 50 DEBÍAS ser feliz. Y si no lo eras, tenías un problema. Schulz, el autor, tenía ese problema. Y de ahí nace Carlitos y Snoopy. Del humor negro surgido la frustración, la crueldad social, el fracaso, la mediocridad, la frustración sexual... Está protagonizada por niños y un perro, pero nunca fue una tira para niños. Schulz decía que la dibujaba para si mismo. Dibujó más de 18000 tiras y lo dejó cuando ya no podía ni leer. Murió poco después.
El día antes de morir, Anita se atrevió a participar en la jam session con la fantaseaba desde hacía años; tantos como llevaba encerrada, cada vez más obsesionada con componer música electrónica. Víctima de bulling, Anita había tenido que terminar la ESO en su casa, hasta convertirte en una hikikomori. Pero una semana antes, había visto anuncio en el Instagram de la jam que parecía hablarle a ella. ¡¡Trae tu sesión dj!! ¡¡Open DJ!! ¡¿Qué esperas??! Era ahora o nunca: la jam estaba casi siempre reservada solo a guitarristas, baterías, pianistas, cantantes de rock, de jazz, pop latino… ese rollo de banda tan siglo XX. Pero estos estaban desaparecidos tras la muerte repentina de 3 de ellos. Igualmente, la noche de la jam, Anita se encontró un ambiente animado. En la barra se rumiaba el típico postureo entre guapos y guapas. Frente al escenario, sentados en primera fila, una familia de turistas de Europa del norte esperaba expectante. Anita colocó su controladora MIDI y su Macbook sobre el soporte vacío del Nord. Un nudo de adrenalina y agorafobia palpitaba bajo su amplio pecho, mal disimulado por el jersey más grande que encontró en su cutre-armario. -Este tema se llama “Cordillera” —dijo al micro. Entonces lanzó las primeras secuencias de audio, a la que fue sumando más capas, que luego sustraía, sustituía, o encharcaba de efectos, en una progresión de sintetizadores y cajas de ritmos rica y a la vez sencilla, original y a la vez familiar. Los guapos y las guapas dejaron de ligar y se callaron; era como oír algo que siempre había estado ahí, pero que solo Anita había sido capaz de capturar. Su canción sonaba como la única posible y, a la vez, tan insólita como el primer llanto de un recién nacido. Se apagó la última nota. El público había enmudecido. A tomar por culo, pensó Anita. No necesito la aprobación de esta gente. Recogió su equipo y se marchó por la puerta sin esperar a que terminara la ovación de gritos y aplausos. #CuentosSinFinal
Estaban dando martillazos los de la obra a la hora de la siesta y me he acordado de que mi hermana siempre se queja de que no tengamos párpados para las orejas. Yo creo que si me dejaran hacer una pequeña modificación a mi organismo sería un botón para dormirse. ¿Por qué dormirse no puede realizarse como una acción voluntaria, como lo es comer? Podríamos dormirnos apretando con un dedo el ombligo, por ejemplo. Si os dejaran incluir una nueva función a vuestro organismo, ¿cuál sería? (pequeña, no vale decir inmortalidad)