Voy a explicar una expresión familiar que uso mucho: subirse al cestón. En el pueblo de una de mis tatarabuelas (Luesia) la iglesia no tenía púlpito y para dar el sermón el cura se metía en un cestón de los que se usan para coger olivas que estaba atado con cuatro sogas a una polea del techo. Cuatro mozos del pueblo subían el cestón con cura incluido, para que pudiera dar el sermón desde lo alto. Así que en mi familia, cuando alguien se ponía a sermonear, le decíamos: súbase al cestón y si alguien se disponía a dar una turra prolongada, decía: me voy a subir al cestón. #memoria
Empiezo a estar hasta el coño místico de que a todes les persones que nos salimos, aunque sea un milímetro del cisheterobinarismo nos estén sometiendo cotidianamente a un cuestionamiento de nuestres vidas. ¡Que no te tengo que dar explicaciones, Borja Luis! ¡Que no me pagan por hacer pedagogía, Maripili! ¡Que yo no me estoy perdiendo nada, igual te lo estás perdiendo tú! ¡Que si se te rompen los esquemas analices tus privilegios, Mery! ¡Qué hartura, parfavaaar!.