El dinero no es más que un sistema de creencias: una de muchas historias completamente ficticias contadas por narradores que la gente elige voluntariamente creer. Al creer en el mismo dinero (es decir, en un medio para transferir información financiera), las personas pueden y cooperarán a escalas que superan con creces sus límites físicos y fisiológicos. Por el contrario, cuando el dinero se descompone, la cooperación se descompone. Si la gente deja de creer en el mismo dinero, la cooperación se derrumba. Un dinero en colapso es una sociedad en colapso; ha puesto fin a varios imperios. Dado que el dinero es un sistema de creencias, la manipulación del dinero (como al manipular su oferta) es técnicamente una forma de abuso psicológico pasivo-agresivo. Quienes distorsionan el medio de transferencia de información financiera son depredadores sistémicos que se aprovechan del sistema de creencias de las personas, erosionan su capacidad de cooperar entre sí y contribuyen al colapso de la sociedad. Los dineros más exitosos han sido aquellos que constriñen físicamente este tipo de explotación sistémica.
